El Grupo Doyen se congratuló este sábado por la sentencia del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) que le da la razón en el litigio que mantiene con el Sporting de Lisboa por la venta del argentino Marcos Rojo y lo consideró una prueba de que la actividad de los fondos de inversión en el fútbol es legal.

En un comunicado, la compañía -dividida en varias sociedades dedicadas al márketing deportivo, la representación de jugadores y a la inversión en calidad de fondo- cifró en 12,5 millones de euros el valor que deberá recibir ahora por parte del club portugués, que ya le abonó otros 4,5 millones de euros.

"Después de este caso, la validez y la integridad de la actividad desarrollada por Doyen Sports en el sector del fútbol se ve ratificada", subrayó el presidente de la firma, el portugués Nélio Lucas.

Lucas destacó los beneficios de los llamados acuerdos "TPI", en los que un fondo de inversión aporta dinero a un club a cambio de un porcentaje en la futura transferencia de uno de sus jugadores, en contraste con los "TPO", donde como contrapartida por estos fondos se obtiene un porcentaje del pase del futbolista.

La propia Fifa inició una batalla para impulsar la ilegalización de este tipo de instrumentos financieros.

En este mes de diciembre, Doyen se vio inmerso en un escándalo con el Twente holandés, que fue castigado por la Federación de su país por no hacer públicos los detalles de un contrato firmado con la compañía para recibir financiación a cambio de un porcentaje en la venta de varios de sus jugadores.

El documento, filtrado por la web "Football Leaks", dejaba entrever que el fondo de inversión tendría voz a la hora de decidir sobre los traspasos de estos futbolistas.

"Todos los acuerdos que hacemos aseguran contractualmente que los clubes tienen el control sobre su propia política de transferencias, y esos futbolistas tienen la última palabra para decidir dónde quieren jugar", aseguró  el presidente de Doyen, empresa con sede en Malta.

En su opinión, "en un sector regulado y transparente, los TPI pueden ser una herramienta segura, accesible y sostenible para que los equipos logren los mejores talentos, mejorando su competitividad".

Recordó, además, que este tipo de instrumentos financieros son especialmente utilizados por clubes interesados en competir por ganar títulos pero sin figurar en las listas de los más ricos.

El conflicto entre Doyen y el Sporting de Lisboa se remonta a verano de 2014, cuando el Manchester United se interesó en el traspaso del defensa central.

Doyen negoció con la directiva anterior del club aportar fondos para fichar en 2012 al jugador argentino procedente del Spartak de Moscú a cambio de quedarse con el 75 % de sus derechos económicos.

El Sporting acusó a la compañía de promover que Rojo se declarase en rebeldía para forzar su salida del equipo y decidió rescindir el contrato que los vinculaba.

Ahora, el TAS consideró válido ese contrato y obligó a indemnizar a los "leones", cuyo presidente, Bruno de Carvalho, ya anunció que recurrirá.

EFE